No existe una definición única y aceptada por los expertos sobre qué significa inteligencia artificial. La IA es una ciencia nueva, cambiante y experimental.
En su forma más simple, el término Inteligencia Artificial (IA) se utiliza cuando una máquina imita las capacidades cognitivas del ser humano como, por ejemplo: percibir, comprender, actuar y aprender.
Pero este es un concepto muy superficial, ya que existen muchas ramificaciones. En 2009, Stuart Russell y Peter Norvig diferenciaron cuatro tipos:
El término IA normalmente se usa indistintamente con sus subcampos, que van desde el machine learning hasta el aprendizaje profundo. Sin embargo, debemos tener en cuenta que aunque todo machine learning es IA, no toda la IA es machine learning.
La inteligencia artificial combina un gran volumen de datos con un procesamiento interactivo y algoritmos inteligentes. En base a un aprendizaje de patrones de comportamiento automático toma decisiones para prevenir inconvenientes futuros. El objetivo principal de la IA es aprender e imitar el razonamiento humano.
Algunos ejemplos donde se ha aplicado la inteligencia artifical son:
Conseguir que las máquinas puedan pensar, razonar y actuar puede ser el hito más importante de la tecnología en los últimos siglos. La inteligencia artificial tiene un papel fundamental en la transformación digital de la sociedad y por ende, en nuestro futuro.
Hoy, la cantidad de datos que generamos es tan desmesurada que sobrepasa nuestra capacidad de absorber, interpretar y tomar decisiones basadas en datos. En cambio, podemos apoyarnos en la IA y su evolución lógica del aprendizaje automático y profundo como sustento del futuro del proceso de toma de decisiones empresariales complejas.
La inteligencia artificial tiene un papel fundamental en la transformación digital de la sociedad y por ende, en nuestro futuro. Gracias a la IA podemos automatizar procesos y tareas, generalmente realizadas de forma manual. Esto permite eficientar procedimientos de manera segura.
En la industria, la IA es útil en casos como la optimización de productos, la planificación eficiente del inventario, procesos logísticos complejos, etc. No obstante, la intervención humana sigue siendo importante para asegurar que la IA está configurada correctamente y realizando el proceso de aprendizaje deseado.
Automatiza procesos
La inteligencia artificial permite que robots realicen tareas repetitivas y rutinarias automáticamente, sin necesidad de que haya intervención humana.
Potencia tareas creativas
La inteligencia artificial realiza por nosotros las tareas rutinarias y repetitivas, dejándonos tiempo libre para pensar y desarrollar nuestra creatividad.
Aporta precisión
La IA aporta una mayor precisión en el análisis de datos y por tanto, una mayor rapidez en la toma de decisiones.
Reduce el error humano
La inteligencia artificial reduce los errores provocados por el ser humano al tener un mayor poder de predicción.
Aumenta la productividad y calidad en la producción
No solo aumenta la productividad en cuanto a maquinaria sino también la de los trabajadores, dándoles mayor información con la que focalizar y tomar mejores decisiones.
Mejora en la toma de decisiones
Gracias a la IA disponemos de una información mayor y mejor estructurada, que da la oportunidad al equipo resonsable de tomar decisiones más rápidas y más eficientes.